Nace en Moca el 16 de octubre del 1913. Obtuvo el título de doctor en medicina en la Universidad de Santo Domingo en el año 1941. Recibió entrenamiento en cirugía con el Dr. Félix María Goico en el hospital Padre Billini entre los años 1937 y 1943. Tras recibir su exequátur, se trasladó a San Juan de la Maguana, en donde fue médico sanitario, y director del hospital Santomé, de aquella localidad sureña. En el 1943 regresó a Santo Domingo, como médico interno del hospital Padre Billini y monitor de clínica quirúrgica de la Universidad de Santo Domingo.

En el 1944 fue nombrado Director del hospital Juan Pablo Pina, cuando estaba ubicado en la comunidad de Haina (luego trasladado a San Cristóbal). Entre los años 1946 y 1947, realizó estudios de cirugía en hospitales de Chicago; y New Orleans, en Estados Unidos. De regreso a la República Dominicana, en el año 1948 fue nombrado jefe de cirugía del Hospital Juan Pablo Pina, desde donde, imprimió un gran impulso a la cirugía dominicana.

En él se destacaban sus cualidades personales y profesionales que lo hizo uno de los grandes cirujanos dominicanos y quien marcó un hito en la cirugía dominicana, escribiendo su nombre en letras de oro en la historia quirúrgica nacional, desde sus primeras grandes operaciones. Reconocido por sus contemporáneos y las generaciones postreras como un pionero de múltiples procedimientos quirúrgicos en el país, entre los que se pueden señalar: – En 1947 la primera piloromiotomía en el país, en un paciente afectado de estenosis congénita del píloro. – Inició las resecciones pulmonares en nuestro país con la primera neumectomía en 1950, las primeras lobectomías en 1951 y resecciones de segmentos pulmonares en 1952. – En abril del 1956, realizó la primera comisurotomía mitral por técnica cerrada, y en ese mismo año la primera operación para corregir el conducto arterioso persistente. En 1958, realizó la primera operación para corregir la tetralogía de Fallot. También realizó la primera resección de esófago en el 1958.

En un merecido tributo durante su sepelio en septiembre del 2005 decía el Dr. Rubén Andújar que “Todos tenemos que recordarle como el hombre que hizo las primeras cirugías cardíacas, pulmonares, esofágicas” y el Dr. Francisco José Thomen decía que “Hernández Álvarez fue el representante de una era en la cirugía dominicana y que “además de un gran cirujano era una gran persona, un excelente padre y un excelente amigo” Otros colegas se decantaban resaltando que la magnitud de su aporte a la cirugía dominicana solamente se puede comparar con la grandeza de su personalidad. Se le reconoció como un hombre honesto, humilde, de gran sapiencia y con unas destrezas quirúrgicas excepcionales. Sumaban a todo eso sus excelentes dotes como maestro de varias generaciones de médicos.

Fue profesor de clínica quirúrgica de la Universidad de Santo Domingo, desde 1955 a 1963. Por su ejemplar trayectoria como profesional de la medicina fue reconocido como Maestro de la Medicina Dominicana.