La donación de órganos es un acto altruista y generoso por el que una persona manifiesta su voluntad de que a partir del momento de su muerte, cualquier parte de su cuerpo apta para el trasplante pueda ser utilizada para ayudar a otras personas.
La donación toma tejidos y órganos sanos de una persona para ser trasplantados en otra que por diversas razones no goza de un funcionamiento adecuado del órgano. Gran parte de las donaciones de órganos y tejido ocurre cuando el donante fallece pero también existen donantes en vida ya que hay órganos que se pueden donar y al tiempo se vuelven a regenerar en el donante.
El trasplante de órganos constituye uno de los avances más grandes de la medicina. Dentro de lo que podemos donar se cuentan: riñones, corazón, hígado, páncreas, intestinos, pulmones, piel, cornea, sangre, células, hueso y medula ósea.
Esta práctica se realiza con un equipo médico interdisciplinario y la intervención es similar a una cirugía.
La legislación al respecto en diferentes países permite que donantes potenciales acepten o se nieguen a la donación o bien otorgan la elección a los familiares, por lo que es importante informar a la familia sobre la decisión de ser donantes en caso de muerte.
Hoy en día esta actividad de ser realizada con más información y educación de la población logrando una concientización global podría llegar a ser una alternativa de tratamiento para diversas enfermedades donde el órgano o tejido original deja de funcionar y como terapéutica recibe el trasplante de órganos.
Los órganos que se usan para trasplante pueden venir de tres fuentes: donantes vivos relacionados (padre, madre, hermanos), donantes vivos no relacionados, seria cualquier persona apta física y psíquicamente que no es familiar directo del trasplantado, y los donantes cadavéricos, son personas que fallecen y expresaron en vida que querían ser donadores.
Se encuentran en condiciones de donar todo aquel que: sea mayor de edad sin un límite, no haya padecido enfermedades infectocontagiosas o cáncer con metástasis, se encuentre en buen estado de salud y no realice prácticas de riesgo como por ejemplo drogadicción.