Considerado el mejor cirujano dominicano de la segunda mitad del siglo XX; Félix Goico tenía gran conocimiento de la anatomía humana y una innata habilidad en sus manos. Nace en la ciudad de El Seibo el 27 de marzo de 1904. A temprana edad, se traslada a Santo Domingo e ingresa al Colegio Santo Tomás. Posteriormente, realizó estudios secundarios en la Escuela de Bachilleres y se inscribió como estudiante libre en el Instituto Profesional en donde recibe el título de Licenciado en Medicina y Cirugía. Titulado en la universidad de parís, su tesis “Técnica de colectomía por cáncer” mereció premio con medalla de plata. En París fue instructor de la asignatura de anatomía por seis años y realizó prácticas quirúrgicas en varios hospitales de esa ciudad. Esta experiencia le permitió un conocimiento enorme del cuerpo humano, lo que producía excelentes resultados quirúrgicos. Al regresar al país, comparte su experiencia y conocimientos, y trabaja en el Hospital Padre Billini, en el Hospital Juan Pablo Pina y en el Hospital William Morgan; hasta que inicia su labor en el Hospital Dr. Salvador B. Gautier, en donde fungió como jefe de Cirugía desde 1951, hasta su retiro de la profesión. Desarrolló su práctica privada en su propia clínica, situada en la calle Mercedes de Santo Domingo.

Sus conocimientos y experiencia le hicieron un expositor frecuente en diversos congresos dentro y fuera de nuestro país. Fue miembro de varias instituciones científicas como la Asociación Médica Dominicana, la Agrupación Médica del Instituto Dominicano de Seguros Sociales, la Academia Dominicana de Medicina, el Colegio Dominicano de Cirujanos, la Sociedad Dominicana de Cardiología y la Academia de Ciencias de la República Dominicana.

 

 

Como profesor, tanto en la Universidad de Santo Domingo, como en el Hospital Gautier, participó en la formación de los más destacados cirujanos de varias generaciones en nuestro país, quienes recibieron la impronta de su experiencia y conocimientos.

De él se ha dicho que “era un médico metódico, enérgico, de vida austera, introvertido, trabajador incansable”. Resaltando de sus atributos profesionales que “en una época en que la rapidez del cirujano era esencial para el éxito del acto quirúrgico, pues no se disponía de los anestésicos, de las técnicas, ni de los equipos de administrar anestesia de hoy día, la agilidad de las manos del doctor Goico unidas a su destreza inigualable, lo hicieron por varias décadas el cirujano de mayor renombre del país”. La precisión de sus dedos, guiados por una mente serena, gran conocedora de la anatomía, salvó muchas vidas de dominicanos humildes que eran atendidos por el mejor cirujano del país con el mismo celo y dedicación que al más encumbrado de los pacientes privados.

Este extraordinario cirujano y maestro murió en la ciudad de Santo Domingo el ocho de mayo de 1996, a los 92 años de edad. En reconocimiento a su hoja de vida fue declarado Profesor Meritísimo por la Universidad Autónoma de Santo Domingo y Maestro de la Medicina Dominicana por la Asociación Médica Dominicana.